ANSIEDAD, ESTRÉS, MIEDO, ANGUSTIA

Normalmente los términos ansiedad, estrés, miedo y angustia aparecen como sinónimos y en muchos casos se habla de ellos de manera que se intercambian como conceptos que se refieren a las mismas situaciones con algunos matices, lo que puede resultar confuso. Y, si bien todos ellos describen situaciones parecidas, existen importantes diferencias que nos señalan causas u orígenes diferentes, y en consecuencia apuntan a vías diferentes de intervención.

 

La ansiedad, el estrés, el miedo y la angustia no son patologías; se puede establecer una analogía con el dolor: ciertamente no es agradable, pero cumple la función de avisarnos de que algo va mal en nuestro organismo. Al igual que no sería sano “curar” el dolor y conseguir dejar de sentirlo, tampoco lo sería con la ansiedad. En ambos casos, se puede transformar en patológico cuando es excesivo en intensidad y/o duración; y en ambos casos haríamos bien en identificar qué nos está señalando, para poder actuar sobre su causa, y no solo sobre los síntomas.

 

ESTRÉS

El estrés es una respuesta adaptativa ante una situación que percibimos como una potencial amenaza física o psicológica, que implica peligro para la supervivencia. Se genera una reacción de activación fisiológica y bioquímica para facilitar la capacidad de respuesta, permitiendo aumentar nuestro estado de alerta y disposición para hacer frente a los cambios y problemas planteados, que básicamente se reduce a tres alternativas: lucha (defensa y/o ataque), huida o parálisis. También descrito como Síndrome General de Adaptación, con tres fases: alarma, adaptación y agotamiento.

 

El estrés solo será potencialmente problemático cuando fracasemos en nuestra respuesta y no consigamos resolver la situación planteada, manteniendo una reacción continuada de activación del organismo, que agota nuestros recursos físicos y mentales, por lo que puede volverse peligrosa en sí misma. 

 

MIEDO

El miedo es una reacción emocional inmediata ante un peligro actual, presente e inminente. Se caracteriza por fuertes tendencias escapistas. El miedo nos protege al activar una respuesta intensa del Sistema Nervioso Autónomo que, junto con la sensación subjetiva de terror, motiva a los individuos a huir o a quedarse paralizados.

 

El miedo como emoción básica es relativamente independiente del procesamiento cortical, es decir superior y consciente que requiere la cognición, activándose la vigilancia y las respuestas de lucha y huida, como mecanismo para proteger al organismo de un daño inmediato. 

 

Las respuestas más frecuentes frente al miedo son la evitación y la búsqueda de condiciones de seguridad que nos proporcionan una notable sensación de seguridad y protección, reduciendo el malestar, en un intento de restablecer una cierta sensación de dominio o control, y de volvernos hacia situaciones que nos proporcionen una sensación positiva de control. Sin embargo, al no estar dirigidos a la raíz del miedo lo único que consiguen es generar dependencias, pérdida de autonomía, condicionantes negativos para terceras personas, limitaciones en el desarrollo personal y, por tanto, producen una profunda insatisfacción y más miedo y ansiedad.

ANSIEDAD

La ansiedad es una emoción cercana al miedo, podemos considerar a la ansiedad como la anticipación de un peligro venidero, indefinible e imprevisible, siendo la causa más vaga y menos comprensible que en el miedo.

 

La ansiedad, prepara al organismo para una amenaza futura, apareciendo la preocupación como un componente cognitivo, por lo que requiere de un procesamiento cortical, superior y consciente. Al igual que el miedo, la ansiedad es un estado emocional que cumple una función adaptativa ante situaciones que podrían implicar peligro para la supervivencia, generando una reacción defensiva que se puede convertir en patológica cuando se produce sin que exista un peligro real, o cuando la reacción es excesiva en intensidad, duración o frecuencia a la situación objetiva de peligro.

 

La dificultad para definir y concretar la causa de la activación y por tanto el objetivo de nuestra activación, hacen que la interpretación de fracaso ante nuestra actuación se vea facilitada, produciéndose un incremento en la activación fisiológica y psicológica como respuesta, aumentando las sensaciones desagradables. Todo ello puede conducir a sentir miedo al miedo, miedo a la activación ansiosa tan característico de la ansiedad.

ANGUSTIA

Ansiedad y angustia se han utilizado como sinónimos y términos intercambiables. La palabra angustia deriva de la palabra alemana “Angst” y, hace referencia a “angostamiento” por la sensación de opresión en el pecho y de falta de aire. La angustia sería equivalente a la ansiedad o el miedo extremos.

 

Sin embargo, la angustia ha sido ampliamente tratada por el psicoanálisis y por la filosofía existencialista, por lo que el término se suele utilizar para referirse a los aspectos mentales más profundos de la ansiedad.

 

La angustia, haría referencia a la vivencia del ser humano como el único ente que vive fuera de sí, que es consciente de su propia finiquitud, que necesita de un propósito vital y de entrega al mundo. Al dejar que el grupo y la cultura definan quiénes somos, traicionamos nuestra autenticidad e identidad, viviéndola como objeto y no como sujeto, percibiéndonos como extraños a nosotros mismos, sin creer en nuestras propias posibilidades, en el desarrollo de nuestro potencial percibido para convertirnos en un ser único, para generar un patrón de existencia con estilo propio y original, que es la realización. La angustia es una señal que nos indica la necesidad de estar vuelto hacia el más propio poder ser, revela la libertad para escogerse y tomarse a sí mismo entre manos.

 

La angustia se genera porque no estamos ajustados en nuestro interior, no nos sentimos en el camino de nuestra realización, por lo que esperamos con ansiedad un momento posterior en el que podamos sentirnos mejor, y como consecuencia no podemos vivir el momento presente, experimentamos insatisfacción, aburrimiento, apatía, y así ningún instante nos será satisfactorio, siempre estaremos huyendo hacia otro momento o lugar, sin vivir el presente, sin disfrutar realmente del momento y por tanto de la vida.

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